lunes, 25 de junio de 2012

LAS PRISAS NUNCA FUERON BUENAS

Hay un dicho popular que se enuncia: ''Vísteme despacio que tengo prisa'', pero las últimas obras religiosas que se erigieron en el Renacimiento español se vistieron más bien rápido. Ejemplos claros son la inconclusa torre derecha de la fachada principal de la catedral de Málaga que se quedó con los fustes de las columnas del tercer cuerpo a medio erigir, o la de la catedral de Granada, que no llego al cuarto de los mismos.
Un poco más de suerte corrió la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Huelma, finalizó su torre al mando de Francisco del Castillo ''el Mozo'', pero las ganas por terminar y la reducción del presupuesto hicieron que los cánones de belleza no importasen, por ello rompió con las proporciones del proyecto y añadió un campanario de escaso valor artístico un cuerpo antes del que le correspondía, lo cual hace que, a pesar de la  gran altura de la misma, nos sobresaltemos ante el ''pegotazo'' del campanario.
''Y lo que son las casualidades'', sin quererlo, la altura final de la torre se corresponde con la longitud del templo.

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